Este término hace referencia a la pérdida de la esperanza, a sentir un vacío interior, a pensar que ya no queda nada en el desierto por el que nos sentimos rodeados, que todos nuestros esfuerzos ahora son en vano,
Por muy atravesadas que se nos pongan las cosas, todo lo que nos pasa tiene una razón, a veces la simple razón de aprender algo de nosotros mismos, de crecer y evolucionar o de ponernos en marcha con eso que no hacemos más que postergar. Casi siempre por miedo. Hay quien dice que es miedo a ser felices. Y puede ser. Pero también miedo a intentarlo, miedo a encontrar oposición o resistencia, a salir de lo cómodo y lo seguro. El mejor momento para hacer aquello que quieras hacer es este momento.
La desesperanza es astuta, conoce los miedos de aquel al que ataca y se alimenta de ellos. Así, si aprendemos a gestionar nuestros temores, la desesperanza no tendrá alimento del que nutrirse y terminará saliendo.
La desesperanza se afronta con paciencia; con un trabajo mínimo, pero con un esfuerzo enorme, con pequeños pasos, con pequeños logros. Con personas enormes que nos ayudan a salir del pozo y a hacernos ver que sigue habiendo cosas maravillosas por las que seguir viviendo y por las que seguir luchando.
” Hoy transformaras tu vida”
- ¿Por qué seguir postergando decisiones?
- ¿Acaso alguien te garantizó hasta cuándo vivirás?
Internamente hay una voz que te dice que te animes. Tu cuerpo se resiste. Lo desconocido te tensa, agita tus fantasmas más temidos. Tras la frontera de lo conocido, el mundo se presenta amenazador a los ojos de nuestras propias fantasías.
Las dudas paralizan, estancan, juegan en favor de la mente para aplazar los cambios. Miles y miles de frases que comienzan con tendría, debería y podría, se van acumulando en el rincón de la desesperanza, donde mueren de tristeza tras incansables intentos por alcanzar la libertad.
Ya es tiempo de que te muevas hacia el lugar en donde te sientas alineado con tu esencia.
Confía en tus corazonadas. Hazle caso a la intuición. Deja que la existencia te guíe a través de las señales. Ten fe en ti. Anímate a moverte, nunca es demasiado tarde. Abrázate a la vida con desesperación para templar tu carácter.
UN SER FELIZ ES UNA PERSONA ILUMINADA POR LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR
Elizabeth Tarot y Terapias Alternativas
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