Si alguna vez has retrasado una cita con el dentista, o has pospuesto para el próximo mes el propósito de apuntarte al gimnasio, y nunca encuentras el momento de arreglar determinados papeles o arreglar ese grifo que gotea no eres el único.
Aplazar los asuntos pendientes, o dejar para mañana lo que podrías hacer hoy, es una costumbre muy humana conocida como procrastinación. Y es muy habitual a pesar de que tiene un costo elevado, ya que los retrasos evitables generan pérdidas de productividad, además de causar estragos emocionales, principalmente mermando la autoestima.
Según estudios realizados acerca de la procrastinación se ha llegado a la conclusión que las personas se comportan así porque creen que el día de mañana será más adecuado para poner en práctica lo planeado. Y también han demostrado que la tendencia a procrastinar es menor si se plantea la tarea en términos muy concretos y específicos.
En primer lugar vamos a conocer exactamente lo que significa el término procrastinación, ya que no es algo de lo que se hable habitualmente. En realidad esta palabra proviene del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro, postergación o posposición. Por tanto, la procrastinación es la acción o el hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
El término se aplica en psicología para definir la sensación de ansiedad generada ante una tarea pendiente de concluir. Es un trastorno del comportamiento que a todos nos afecta en mayor o menor medida en alguna ocasión, y que en términos más populares le solemos llamar “pereza” o dejar para mañana lo que deberíamos hacer hoy.
Ocasionalmente es algo normal sufrir procrastinación, pero hay personas especialistas en postergar, son aquellas que se comportan así de manera continuada porque de alguna forma creen que el día de mañana será más adecuado para llevar a cabo una o varias tareas que tienen pendientes. Pero en realidad la procrastinación es un problema de mala regulación y pésima organización del tiempo. Quien pospone o procrastina lo que está realizando en el fondo es una conducta claramente evasiva.
Las situaciones de la vida que más habitualmente procrastinamos todos en algún momento son:
Las tareas del día a día: ir a comprar, limpiar la casa, planchar, hacer las maletas para un viaje, ir al médico, cortarnos el pelo, etc.
El cuidado personal: lo típicos propósitos de cada año nuevo: dejar de fumar, hacer más ejercicio, hacer dieta, realizar mayor formación para mejorar en el trabajo, etc.
Los compromisos con los demás: no resolvemos conflictos de pareja, dejamos para el último día preparar una fiesta de aniversario, aplazamos el hecho de dedicarle más tiempo personal a nuestros hijos, etc. pero también en el trabajo procrastinamos cuando no nos preparamos una reunión o dejamos las tareas para el último momento.
Todo esto provoca en el procrastinador una sensación de caos, de no poder llegar a todo y de frustración, debido a la acumulación de tareas pendientes. También produce sentimientos de insatisfacción, inseguridad, inferioridad y estancamiento. Como consecuencia, además, se termina perdiendo la confianza y el respeto de los demás.
Aunque al parecer las personas que dicen que no tienen tiempo, extrañamente no lo tienen. Pero no nos engañemos, no dicen que no tienen tiempo porque no lo tengan realmente, sino que es exactamente lo opuesto: No tienen tiempo, porque siempre dicen que no lo tienen.
Como casi todo en esta vida, la mente juega un papel crucial en el desempeño y alcance de nuestro verdadero potencial. Gracias a la mente logramos o dejamos de lograr nuestros sueños y deseos. Si no fuese por nuestra predisposición, ya sea positiva o negativa, sería muy fácil decir que el éxito consiste simplemente en tomar acción.
Dejar de procrastinar con la Regla de 2 minutos
Existen bastantes formas y sistemas que nos pueden ayudar a dejar de procrastinar, pero de todas ellas he seleccionado la Regla de 2 minutos, de james Clear.
- Si toma menos de dos minutos, entonces hazlo ahora: Es sorprendente cuántas cosas que postergamos podríamos hacerlas en dos minutos o menos. Por ejemplo, lavar los platos después de comer, meter la ropa en la lavadora, sacar la basura, quitar la basura del escritorio, enviar un email, entre otras. Si una tarea requiere de menos de dos minutos, entonces sigue la regla y hazlo ahora mismo
- Cuando inicies un nuevo hábito, éste debe tomar menos de dos minutos en hacerse: ¿Todas nuestras metas pueden alcanzarse en menos de dos minuto? Claramente no. Pero todas las metas pueden iniciar en dos minutos o menos. Y ése es el propósito detrás de esta regla. Podríamos pensar que esta estrategia es demasiado básica como para lograr nuestras metas de vida, pero no. Funciona para cualquier objetivo por una simple razón: la física de la vida real.
La física de la vida real
Isaac Newton nos enseñó hace tiempo, los objetos en descanso tienden a mantenerse en descanso; y los objetos en movimiento tienden a mantenerse en movimiento. Esto es igualmente verdadero para los humanos como lo es para las manzanas que caen.
Beneficios de la regla de los 2 minutos
La ‘Regla de 2 minutos’ funciona para las grandes metas al igual que para las pequeñas debido a la inercia de la vida. Una vez que empezamos a hacer algo, es más fácil continuar haciéndolo.
la ‘Regla de 2 minutos’ porque adoptamos la idea de que todas las cosas buenas ocurren una vez que las iniciamos.
¿Quieres convertirte en un mejor escritor? Sólo escribe un párrafo (la ‘Regla de 2 minutos’), y seguido te encontrarás escribiendo por más de una hora.
¿Quieres comer más saludable? Sólo come un pedazo de fruta (la ‘Regla de 2 minutos’), y seguido te encontrarás inspirado a comer una ensalada sana.
¿Quieres crearte el hábito de la lectura? Sólo lee la primera página de un nuevo libro (la ‘Regla de 2 minutos’) y antes de que te des cuenta habrás leído los primeros tres capítulos.
¿Quieres correr tres veces a la semana? Todos los lunes, miércoles y viernes ponte tus tenis para correr y sal (la ‘Regla de 2 minutos’) y pronto terminarás fortaleciendo tus piernas en lugar de introducir frituras a tu estómago.
La parte más importante de un nuevo hábito es iniciar –no sólo la primera vez, sino cada vez. No se trata del desempeño; sino de consistentemente tomar acción. De muchas maneras, iniciar es más importante que triunfar. Esto es especialmente cierto en el comienzo porque habrá mucho tiempo para mejorar tu desempeño en el futuro.
La ‘Regla de 2 minutos’ no se trata de los resultados que quieres alcanzar, sino del proceso de realmente hacer el trabajo. Esto funciona mejor en las personas que creen que el sistema es más importante que el objetivo. El enfoque está en actuar y en dejar que las cosas fluyan a partir de ello.
Elizabeth Tarot y Terapias Alternativas
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