LO QUE NIEGAS TE SOMETE, LO QUE ACEPTAS TE TRANSFORMA

Aprender a dejar ir; a realizar cambios de aquello que no nos gusta, interesa, conviene o hace felices; y aprender a cerrar etapas es clave para avanzar, crecer y alcanzar un equilibrio y la felicidad

Para que cualquier aspecto de nuestra vida fluya y nos permita avanzar, requiere de una armonía que lo permita y facilite. Y para que ese avance se pueda dar es además necesario saber y entender que las cosas que rigen y aparecen en nuestra vida deben ser aceptadas; o debemos cambiarlas o, si no es posible ninguno de los anteriores, entonces hay que dejar las ir.

Creamos muros cuando nos resistimos, y cerramos los ojos o lo negamos nos paraliza y no nos deja avanzar.

¿Has luchado alguna vez contra el insomnio? La verdad es que es duro. Es algo que te fastidia. En tu lucha, cuando no aceptas que no puedes dormir, buscas todas y cada una de las posiciones para poder dormir. De un lado y del otro, hacia arriba o hacia abajo, abrazando la almohada o poniéndola a los pies, apoyando los pies en alto contra la pared o acostándote en sentido contrario. Lo que sí es realmente curioso es, que cuando aceptas que no puedes dormir, te caes dormido sin darte cuenta.

Siempre habrá aspectos de nuestra vida que nos pueden robar la calma, la paz. La pregunta es, ¿cómo podemos afrontar estos aspectos para que nuestra felicidad sea mucho más completa?

Debemos dotarnos a nosotros mismos de una gran flexibilidad. Cuando no aceptamos algo entablamos una lucha en dos sentidos:

  • Por una parte luchamos contra la realidad. La queremos cambiar y transformar. La vemos como una enemiga.
  • Por otra parte luchamos contra nosotros mismos, porque queremos cambiarla y vemos que no somos capaces.

Mientras nuestra mente esté ocupada en lo que no queremos y rechazamos le estamos regalando todas nuestras fuerzas a lo que detestamos.

ACEPTACIÓN

Existe la tendencia a asociar el “aceptar” con la derrota o con el conformismo. Craso error.

Aceptar no es sinónimo de resignación. Aceptar implica “dar un lugar” y asumir lo que sentimos y nos está pasando a nosotros mismos, respecto a una situación o persona. Cuando lo hacemos, obtenemos aprendizajes muy valiosos para cambiar, sin resistencias, lo que nos está ocurriendo. Y, para hacerlo, como te decía antes, tenemos que reconocer y aceptar lo que es, tal como es. Sólo entonces, estaremos en disposición de cambiar lo que sí es posible, y está en nuestra mano.

Más allá de esto, por ejemplo, pretender cambiar a otra persona o, esperar a que cambie una situación por sí sola, sin que tú mismo hagas algo diferente, te garantizo que es poco probable.

Y es que ya decía Einstein: “No esperes resultados diferentes si haces siempre lo mismo”. Y es cierto. Como también la excelente propuesta de Gandhi: “Se el cambio que quieres ver el mundo”.

Y es que verdaderamente es así: el único cambio es el interno, y es ahí donde radica nuestro poder, también nuestra responsabilidad, para asumir con valentía las amplias posibilidades para lograr el cambio haciendo “algo” diferente con cualquier situación que nos incomode, y siempre en lo que depende de mí.

Dejar ir

En cambio esperar a que otras personas cambien o actúen como quisiéramos o consideramos que es apropiado, es sin duda una gran pérdida de tiempo. Como te decía, las cosas no van a cambiar por sí solas y las personas tampoco. Cuando entendemos esto, empezamos a aceptar lo que es y a los demás, tal y como son.

Pero, cuidado, no quiero decir con ello que, aceptarlo implique aceptar como nos tratan. Tus principios, valores y necesidades te darán la medida justa a la que debes tomar distancia. Más cerca o más lejos, depende de ti.

Y esa distancia logrará que las cosas ya no duelan, las palabras no hagan daño. Ellos seguirán igual, pero a ti ya no te impactará, no te dolerá, porque ahora eres consciente de lo que vales.

Hay cosas que se aceptan porque nos compensa o porque el resto nos permite fluir y avanzar. Pero hay cosas y personas con las que no logramos fluir, entonces “aguanto un poco más” nos complicará todo aún más.

Tomar distancia o cerrar una puerta para abrir otra, por complicado que sea, es siempre la solución. Ningún cambio garantiza la felicidad. Pero quedarnos donde solo hay desilusión, tristeza y decepción; eso sí garantiza el fracaso y la infelicidad. Y, siempre está en tu mano cambiarlo.

Vence al miedo y acéptalo, cámbialo o déjalo ir. Porque, lo que niegas te somete; pero lo que aceptas te libera.

Elizabeth Tarot

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